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      Uruguay recuperó los manuscritos completos de Juan Carlos Onetti

      Fueron donados por su viuda Dorotea Muhr en un acto al que faltó Tabaré Vázquez.

      Redacción Clarín

      Acá está la trama de su soledad dichosa, estos papeles sagrados entran hoy a la Biblioteca Nacional de Uruguay porque los salvó Dorotea Muhr, esposa del mayor escritor uruguayo. Valoramos esta donación, el archivo con los manuscritos de Juan Carlos Onetti es un tesoro cultural, Uruguay merece recuperar a Onetti, soñamos con este acto desde los duros años del exilio", dijo el secretario de la Presidencia de Uruguay, Gonzalo Fernández, en la ceremonia.

      Ante la inesperada ausencia del presidente Tabaré Vázquez, Fernández lo representó en la ceremonia que —bajo el lema "Bienvenido Juan"— se llevó a cabo en la sala del Paraninfo de la Universidad de la República. En el acto, transmitido por la radio oficial del S.O.D.R.E (Servicio Oficial de Radiodifusión) en la noche del miércoles —aniversario de la muerte de Onetti—, Dorotea Muhr entregó dos grandes cajas con los manuscritos de buena parte de las obras que Onetti publicó desde fines de la década de 1950. Entre otros tesoros, allí están los originales de la novela Juntacadáveres —incluye el mapa de la imaginaria ciudad de Santa María dibujado por el escritor— pero también Dejemos hablar al viento y Cuando ya no importe, además de algunos relatos inolvidables como "La cara de la desgracia" o "Jacob y el otro".

      "Juan dibujaba cada letra con sensual lentitud. Cuando yo protestaba porque tenía que mecanografiar los originales, él me hablaba de la esposa de Tolstoi, que copió a mano las miles de palabras de La guerra y la paz, en fin, sería lindo que ahora estos manuscritos motiven el estudio y la lectura de las obras de Onetti porque con esta donación se cumple su deseo de volver a Uruguay", dijo Muhr. Allí estaba también la hija que el escritor tuvo con la holandesa Elizabeth Pekelharing, Isabel María Litty Onetti, quien donó un texto inédito del escritor.

      En la sala, con más de 300 butacas, entre otras personalidades estaban el artista plástico Hermenegildo Sábat, el músico Daniel Viglietti, el escritor Carlos Maggi y el presidente de la Academia de Letras del Uruguay, Wilfredo Penco. No faltaban importantes estudiosos de la obra de Onetti como Hortensia Capella, Ana Inés Larre Borges, Daniel Balderston, Hugo Verani, Roberto Ferro y Elsa Drucaroff.

      "Esta donación es una fiesta y un privilegio para todos nosotros, los manuscritos de Onetti perpetuarán su memoria. Termina así una semana de festejos, donde hubo desde paseos literarios por la Ciudad Vieja y programas de radio dedicados a Onetti hasta la publicaciòn del libro Bienvenido Juan, con varios estudios de su obra", destacó Mabel Batto, de la Biblioteca Nacional. La noche del 30 de mayo se concretó una promesa de campaña del entonces candidato presidencial Tabaré Vázquez, quien en octubre de 2004 anunció los planes de Dolly Muhr en una reunión con intelectuales, en el mítico Teatro El Galpón. ¿Porqué no vino Tabaré, entonces?, se preguntaron algunos en la platea. Oficialmente se habló de "problemas de agenda", pero una versión sin confirmar decía que los docentes —en conflicto en estos días— habían anticipado su intención de protestar con un cacerolazo si aparecía el presidente Vázquez.

      Lo cierto es que la noche terminó en calma, con los músicos de la Orquesta de Cámara del S.O.D.R.E dirigidos por Jorge Risi, quienes interpretaron obras clásicas de Vivaldi y Mendelssohn, también tangos de Piazzolla y Zagnoli. Más allá de las anécdotas de una noche en el Paraninfo, lo concreto es que los originales de Onetti son un tesoro. "Muestran la forma en que trabajaba y desmienten la leyenda que dice que Onetti no corregía sus textos", aseguran los estudiosos. Al destacar la importancia de la donación hecha por Dolly Muhr, la experta Hortensia Capella, responsable de la edición de las obras completas de Onetti hecha por Galaxia Gutenberg, admitió que por los descuidos del propio autor se han perdido los manuscritos de obras clave como El pozo, Tierra de nadie, Para esta noche, La vida breve, Los adioses, El astillero y Para una tumba sin nombre.

      Otro investigador, el estadounidense Daniel Balderston, quien tuvo acceso a los manuscritos donados por Dolly Muhr y coordinó una edición de los relatos breves de Onetti para la colección Archivos de la UNESCO, destacó que el escritor trabajaba obsesivamente sus textos. Es el caso, entre otros, de La cara de la desgracia, un relato reescrito cuatro veces a lo largo de 16 años, entre 1944 y 1960, cuando Onetti lo publicó.


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