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      Teatro para alucinar

      "Mash Up", de Leo Kreimer es una mezcla en todas las condiciones posibles. La historia de un hombre que estalla se teje entre la música, las luces, los videos, los hombres y mujeres volando por el aire.

      Redacción Clarín

      Lo que prima es el shock. Esa es la invitación inicial. Después, sí habrá una historia que lo soporte. Por entre la música, las luces, los videos, los hombres y mujeres volando por el aire y apareciendo por los espacios más recónditos, se tejerá la historia de un hombre que estalla. De eso va Mash Up, mezcla uno, la nueva obra de Leo Kreimer que, como el título anuncia, es una mezcla. "Desde que el espectador entra hasta que se va la experiencia es una sola. Y es total", dice Kreimer.



      Luces rojas, bolas espejadas y una barra que exhibe papas fritas y cerveza o gaseosa a elección, entre puffs desparramados en un gran salón que imita un bar-boliche. En un rincón, un metegol y un espejo que deforma más allá, delante de un cartel de publicidad de modelos. Se trata de El Galpón de Guevara, un gran mashup de estéticas y poéticas construido especalmente para espectáculos de teatro físico que se erige como el único espacio vivo entre las siluetas dormidas en los confines de una Chacarita nocturna.

      Del otro lado de una gran cortina roja, espera el show. En una pantalla sin señal proyectan el concepto -Mash Up- mientras la sombra de una bailarina hot se desplaza de un lado al otro. Más abajo, sobre el escenario, una banda, Natural, toca para un público que la escucha de pie. Pero esto no es un concierto de música antes del espectáculo. La obra ya empezó, porque la idea, explica Kreimer, es hacer una mezcla entre la obra y el preshow, que irá cambiando cada semana y este viernes será el turno de Vicky Carambat

      El mashup entre banda y obra da lugar a un living donde un hombre sentado frente a un televisor recibe pasivamente los estímulos. De repente el escenario se convierte en un terreno liberado donde se cruzan los Thundercats invocando a los-antiguos-espíritus-del-mal, el video casero y la abducción extraterrestre por karatecas voladores que van de un lado al otro del escenario al ritmo de la distorsión sónica que mezcla rock, electrónica, grunge, soul y soundscapes.

      Todo da como resultado a un ex pusilánime con pose de rockstar en un enjambre pop que deriva en un collage de apariciones y desapariciones en los lugares más recónditos. Junto con videos con una pornoenfermera psicótica con ojos hipertiroidicos que se sale del marco televisivo para aparecer en lo alto y cantar a capella una melodía esquizofrénica, morirse de risa, excitarse y morirse de risa otra vez. Y así.

      La masa se entrega a la psicodelia de luces verdes, azules y rojas dignas del pop art más sacado de Marta Minujín mientras alguien, vaya a saber uno quién, circula por abajo, entre la muchedumbre, ofreciendo uvas para comer. El ex pusilánime con pose de rockstar entonces nos filma a los de abajo mientras los actores bailan con los espectadores y todos aparecen en la pantalla, ahí, en vivo, proyectados en la TV.

      Una chica que parecía del público sube y, tras una escena exorcista orgásmica, hace un amor poético-acrobático con el rockstar colgados del techo cabeza abajo. Apagón y corte a un clásico mashup músical de un acústico de "Billie Jean" que rompe en una banda que toca "Smell Like Teen Spirit".

      CLAIMA20140131_0173   "Mash Up" sucede en El Galpón de Guevara, un espacio construido especalmente para espectáculos de teatro físico.CLAIMA20140131_0173 "Mash Up" sucede en El Galpón de Guevara, un espacio construido especalmente para espectáculos de teatro físico.

      Y ahí, sólo dejarse llevar. Hasta que termina y el rockstar sale de la pantalla y vuelve a la realidad que ya no es lisérgica pero a quién le importa, porque ya no es más el pusilánime que era.

      Esto es remix

      Lo que quiere Leo Kreimer, dice, es que la gente la flashee. Y lo logra. Mash up es mezcla, remix. Repensar muchas cosas que se hicieron de otra manera, combinarlas y sacar algo nuevo. Si bien el concepto viene de la informática, se difundió en la música con el Bastard Pop cuando dos canciones, incluso hasta diametralmente opuestas, se mezclan y hacen una sola, en sus múltiples variantes que abarcan los subgéneros más infinitos. Eso mismo es lo que hace Kreimer: un mashup de disciplinas, culturas, texturas sonoras y géneros. "Lo que hace el arte moderno es evidenciar el mashup. Dice: 'Esto es remix'. No pretende ser original, y ahí encuentra su originalidad".

      No caben dudas de que De la Guarda es parte de este cóctel. Construido desde la precariedad más absoluta, De la Guarda surgió en contra del despotismo del intelecto y el sometimiento del lenguaje verbal para operar sobre la sensibilidad; llevar al espectador hacia otros territorios para vivir nuevas y diferentes experiencias sensoriales. La compañía arrancó con dos delirantes colgados que pidieron un préstamo. De ahí el nombre de la mítica Período Villa Villa, que estaba hecho con lo que iban encontrando, y se largaron a arriesgar la vida sobre tablas cuando los protocolos de seguridad todavía eran cosas del futuro.

      Desde la forma, Mash Up sigue esa línea que supieron iniciar Pichón Baldinú y Dicky James. Es inevitable, Kreimer se inició en este terreno girando por el mundo con Período Villa Villa que en su momento supo romperle la cabeza a toda una generación. "Es imposible prescindir de lo que fuiste, de lo que viviste y de lo que sos, de lo que te trajo hasta acá. En el arte pasa lo mismo", dirá Kreimer. De la Guarda dio el gran paso y les abrió el camino a todos los que vinieron después. Su revolución fue crear un lenguaje nuevo: el teatro aéreo.

      Ya pasaron 20 años y, sin De la Guarda, ese lenguaje se expandió en todas las formas posibles. Varios adeptos -algunos, incluso, ramificaciones de la compañía original- continúan el formato a través de los dialectos más diversos. El de Kreimer es, justamente, la mezcla entre ese impacto emocional y visual con el teatro dramático que-debe-contar-una-historia.

      Un teatro en el límite

      Si bien Mash Up no es una obra propiamente del circuito comercial ni hereda su grandilocuencia cinematográfica, tampoco fue concebida bajo las reglas del under. Como todo teatro aéreo que mantiene los protocolos de seguridad y cuenta con los elementos adecuados, es un espectáculo costoso. Según Kreimer, en general, una obra de este tipo no baja de los 800 mil pesos. Por eso, para llevarlo a cabo se valió de productores que tienen además mucha fe. "Hacen su trabajo de productores, que es algo que falta en el teatro argentino. Y el trabajo del productor es arriesgar. Si te va bien, ganás mucha plata, y si te va mal, perdés mucha. En Argentina todavía quedan algunos, pero también hay otra tendencia de ir a lo seguro, lo básico, y entonces empezamos a achatar el nivel. Hacen falta productores que se jueguen por una idea".

      Kreimer también sabe de subsidios por las obras que hace en el circuito del teatro independiente. Pero además, conoce bien el mundillo de la televisión. Se peleó, convivió con cuatro compañías circenses en un conglomerado de Parque Patricios y después se fue de gira con un circo trashumante a vivir experiencias de otro orden. Después volvió, reconciliado. "Era vivir en una nave espacial. El circo es un lugar donde nunca te vas a tu casa. Estás en tu casa. Tu trabajo es tu casa. Durante las temporadas, dormíamos en la carpa, comíamos en la carpa y hacíamos función en la carpa. Es muy agotador. Llegás y hay que armar el teatro en un descampado. Hay que sacar todo del camión, armar la carpa, cablear, montar las luces, el sonido, la pista. Y una vez que hiciste todo eso, recién ahí empezás a trabajar. Fue una época que yo estaba muy peleado con el mundo de los actores, todo me parecía de un nivel de banalidad importante. Después me amigué, trabajo en la tele y está todo bien", cuenta.

      La obra justamente es un Mash Up en sí mismo de todo lo que se cruce por su camino. Una mezcla que parte de los caminos de su director: todo su pasado teatral en el under, su recorrido circense por el país hasta que llegó De la Guarda, sus largas giras por el mundo, la TV, su paso por Ojalá, la ramificación de Baldinú, con Hombre Vertiente y ahora, todo eso junto. "La realidad es una proyección de tu deseo", dice. Eso es Mash Up.


      FICHA
      Mash Up, Mezcla Uno, de Leo Kreimer

      Dónde: El Galpón de Guevara (Guevara 326)
      Cuándo: jueves a las 21.30 y viernes a las 22.30.


      *Fotos: Hernán Buscaglia


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