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      La experiencia de una mujer buscando sexo en Ashley Madison

      La página sufrió el hackeo de las cuentas de los usuarios –entre ellos 150 son argentinos- y al parecer los suicidios de dos canadienses están relacionados con este hecho. ¿Qué es lo que resulta tan atractivo de estas redes para que las sigamos utilizando? Te contamos un caso real.

      La experiencia de una mujer buscando sexo en Ashley MadisonCLAIMA20150827_0166 Sitios para infieles. Foto: iStock Photos.
      Redacción Clarín

      "Toc, toc, ¿se puede?" La llamada en formato texto es de un hombre de 33 años, vecino de Barcelona, España, que dice tener pareja estable y busca una aventura fuera de esa relación. Para despejar cualquier duda promete no aburrir "con historias de mis ex o de mi pareja".

      La propuesta, vía internet, va dirigida a una mujer de 40 años, también comprometida y vecina de esa ciudad. Todavía no habían pasado ni dos minutos desde la creación del perfil en Ashley Madison, portal que se anuncia como "la empresa de dating y contactos para aventuras extra-matrimoniales más seria del mundo" o "la marca más conocida en infidelidad".



      El inicio

      La protagonista de esta historia tardó sólo tres minutos en colgar su perfil en ese portal, cuya actividad no parece haberse resentido por la publicación de datos personales de muchos de sus usuarios (tras el ataque de unos piratas informáticos) o el suicidio esta misma semana de dos hombres en Canadá días después de que sus repetidas infidelidades quedaran al descubierto.

      Edad, un código postal y acotar la zona de los contactos (en este caso, a un radio de 170 kilómetros de Barcelona) son las primeras casillas rellenadas. Después se pide un saludo. En este caso se elige uno preestablecido en el mismo portal: "Me gustan las aventuras" y el siguiente paso exigido es "definir el estado". La página web ofrece diferentes opciones: "todo vale", "algo a corto plazo", "chat erótico", "indecisa" o "lo que sea que me excite". Nuestra protagonista opta por la última opción. Cumplidos estos requisitos e introducido un correo electrónico, el perfil queda colgado y a la vista del resto de usuarios.



      Y comienza la actividad. En menos de media hora un centenar de hombres -el sistema permite ver sus caras (los que ponen fotos) o sus preferencias- entran en el perfil de la nueva usuaria. A los dos minutos llega el primer mensaje directo al buzón de correo y en poco más de dos días pasan de cuarenta los hombres que solicitan a esa usuaria, vía e-mail, más información sobre lo que quiere o busca y también fotos.

      Es un contacto directo cuyo contenido no ven -al menos así tendría que ser- el resto de usuarios. En esos mensajes del buzón de correo buena parte de esos pretendientes infieles, de edades comprendidas entre los 32 y 56 años, no tienen ningún reparo en dar su teléfono móvil o sus direcciones particulares de e-mail, lo que no deja de chocar con la realidad actual de este portal de citas por la fuga y publicación de datos personales de cientos de miles de usuarios en todo el mundo.


      Party club

      Los usuarios más expertos detectan al instante la entrada de nuevas integrantes del portal. "Veo que eres nueva", le escribe un vecino de Barcelona, de 40 años, que es uno de los pocos que aseguran ser solteros. Y afirma que las tres veces que ya ha quedado con una mujer a través de este portal los encuentros han sido “triunfales”. Otro usuario, de poco más de treinta años, revela en uno de los mensajes recibidos en el buzón de voz que su vida sexual en su matrimonio no es nada satisfactoria y que eso es lo que lo llevó a colgar su perfil en este portal. Busca aventuras y encuentros sexuales rápidos y sin compromisos, dejando muy claro que no está buscando, al menos por ahora, a una mujer para iniciar una nueva relación. Todo muy claro y explícito.

      Los cuarenta mensajes de correo recibidos en poco más de cuarenta y ocho horas quedan muy lejos, sin embargo, de los casi trescientos "guiños" recibidos por la nueva usuaria en ese mismo periodo de tiempo. Se trata de un simple clic que hombres de todas las condiciones y edades han hecho al perfil de esta mujer esperando una respuesta. Algunos envían más de un guiño y, ante tal avalancha de pretendientes, la protagonista de esta historia tendría, si decidiera seguir adelante con su aventura, un más que amplio abanico de hombres para elegir. Cuando se manda un guiño, la receptora tiene acceso inmediato al perfil y las fotos de esos pretendientes.


      Llaves

      Aunque lo más llamativo en este portal de la infidelidad son lo que el sistema denomina "llaves". En este caso, la nueva usuaria de Ashley Madison ha sido invitada por cerca de ochenta hombres a abrir sus cerraduras. Y así ha tenido acceso a otras fotografías de esos pretendientes que no pueden verse al entrar en el perfil.

      Hay imágenes para todos los gustos. Torsos desnudos, cuerpos en ropa interior y rostros perfectamente reconocibles (algunos incluso muestran su lugar de vacaciones) que van acompañadas de fotos más íntimas en las que esos hombres muestran sin pudor sus órganos sexuales. Además de informar de gustos, preferencias de música u ocio, esos pretendientes también quieren mostrar a la mujer que acepte quedar con ellos lo que se va a encontrar si al final hay un encuentro íntimo.

      En total han sido más de cuatrocientos contactos, entre correos, guiños y llaves, en sólo dos días.


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