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      Caso Sosa: Desprecio institucional y lealtad perruna

      Redacción Clarín

      La escandalosa negativa del gobernador de Santa Cruz de cumplir con la orden de la Corte Suprema para que reponga al Dr. Eduardo Sosa en el cargo de Agente Fiscal ante el Tribunal Superior de Justicia de la Provincia permite sacar varias conclusiones, todas ellas inquietantes.

      En primer lugar el inveterado desprecio por otro poder que no sea el que emana de ellos mismos que sienten los Kirchner. En el año 1995 el entonces gobernador de Santa Cruz, molesto por algunas investigaciones que impulsaba Sosa, decidió sacárselo de encima.

      Finalmente el caso llegó a la Corte Suprema de Justicia de la Nación que, en sucesivos pronunciamientos, ordenó seis veces que se repusiera al funcionario separado en su cargo. Sin embargo, chocó siempre con la obstinada negativa de Kirchner que no solo decidió desobedecer lo ordenado por el máximo tribunal sino que presionó a sus sucesores para que hicieran lo mismo.

      En su última intervención la Corte Suprema denunció, además, al actual gobernador ante la justicia federal por incumplimiento de los deberes de funcionario público. La respuesta de Peralta ha constituido un abierto desafío al máximo tribunal y a la Constitución.

      Esto nos lleva a la segunda conclusión: la patética lealtad perruna de los gobernadores de mi provincia hacia las órdenes que llegan desde Olivos.
      Es que la dependencia financiera de Santa Cruz con la Nación, para pagar desde obras públicas hasta jubilaciones, es tan grande que ninguno de los cuatro mandatarios que sucedieron a Kirchner se animó siquiera a sugerir que había que cumplir con lo ordenado por la Corte Suprema.

      La tercera conclusión es que el caso de Santa Cruz no es aislado; ilustra sobre el raquitismo de un sistema federal degradado por la subordinación de las jurisdicciones provinciales al poder central.

      Es de desear que el “Caso Sosa” se resuelva, por fin, de manera justa, reponiéndolo en sus funciones. De esta manera no solo se reparará a un funcionario capaz y honesto sino que, por sobre todo, se dará un paso importante para empezar a recuperar la calidad institucional y la dignidad perdidas en estos años.


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