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      Grecia tiene la opción de seguir la receta argentina

      Redacción Clarín

      En verdad, a Grecia le queda una alternativa. En vez de someterse a las condiciones feroces y pro-cíclicas impuestas por Alemania y el FMI -cortar el déficit presupuestario en 11 por ciento en los próximos tres años a cambio de un préstamo cuantioso-, podría seguir los pasos de Argentina en 2001-2002, es decir, ir al default por el total de su deuda soberana. Hace algunas semanas tuve un intercambio sobre este escenario con Mark Weisbrot, del Centre Economic Policy Research de Washington, y él favorecía esta opción del default a la argentina; yo, no. En vista de los lamentos de Angela Merkel, el fracaso del Banco Central Europeo en rescatar esta crisis y de los cortes requeridos, me lo estoy pensando mejor.

      Hace ocho años Argentina fue al default en el grueso de su deuda y sobrevivió bastante bien. Numerosos economistas predecían que el default argentino llevaría al colapso de la moneda, la hiperinflación y una contracción económica mayor de la que ya había soportado en la recesión de 1999-2002. Por el contrario, tras el default y la consiguiente devaluación del dólar, que pasó de la paridad a los tres pesos, el producto bruto interno creció a más del 8 por ciento anual en el período siguiente y la inflación anual cayó del 10 por ciento al mes, de principios del 2002, a menos de esa cifra por año. Hacia 2005, Argentina tenía suficientes reservas como para que el entonces presidente Néstor Kirchner saldara los restantes 9 mil millones adeudados al Fondo y discontinuara el trato con ellos. Los líderes europeos harían bien en revisar las crisis de Asia, Rusia y América latina entre 1997 y 2002. El Premio Nobel Joseph Stiglitz publicó una carta abierta explicando su renuncia al cargo de principal economista del Banco Mundial.

      George Irvin


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