Noticias hoy
    • Jueves, 28 de marzo de 2024
    En vivo

      El verano, un enemigo mortal de la elegancia

      Con el calor hombres y mujeres pierden la compostura y se vuelven seres de mozzarella. Y en la playa muchos se llevan discreción a marzo.

      El verano, un enemigo mortal de la eleganciaCLAIMA20120123_0036 UN GRAN INTERROGANTE. ¿CÓMO SE HACE PARA QUE ELEGANCIA Y VERANO NO SEAN NECESARIAMENTE ANTÓNIMOS?
      Redacción Clarín
      23/01/2012 01:45

      El verano es enemigo mortal de la elegancia . Apenas aparece la temible alerta amarilla (por no hablar de sus dos hermanas mayores, que este cronista no se anima siquiera a nombrar), hombres y mujeres por igual pierden la compostura y se vuelven velitas de cumpleaños demasiado utilizadas, seres de mozzarella , humanos ardientes en el peor de los sentidos. Resulta incomprensible esa iconografía de dos personas desnudas, transpiradas a punto aceite Patito , “amándose” –como se dice vulgarmente– con desenfreno.

      El creador de nuestro universo es sabio, no hay vuelta que darle: los amontonamientos con riesgo de roce, en verano, se producen cerca del mar, de piletas o de cursos de agua mansa, mientras que los pobres y padecientes urbanitas cuentan con el mínimo consuelo de no viajar en transporte público adheridos a un conciudadano cuyo nivel de transpiración lo convierte en la viva imagen de un recién rescatado de la tragedia del Costa Concordia.

      Tanto “te pego”, tanto “te agarro”, “te pillo”, “te cojo” hay en el hit Ai se eu te pego de Michel Teló (un Justin Bieber a la medida del adulto fiestero nativo), que no hay una explicación lógica para su éxito.

      ¡No me toques! , tendría que ser el grito de guerra estival, o al menos el más lógico posible, y sin embargo pasan los veranos y la vieja “fase excitación” de Masters y Johnson crece muy por encima de la inflación medida por las provincias.

      Volviendo al tema central, la elegancia: si ven en el diario un título del tipo “Medio país con temperaturas mayores a los 35º”, eviten mirar la foto, porque de esa manera se evitarán también un disgusto mayúsculo. Es verdad que hay gente para todo, y así como hay quien se detiene a observar un pichicho amasijado al costado de la ruta, también hay quien presta especial atención a esas fotos de personas abrillantadas, en cueros y con pantalones remangados , a ser posible con las patas en la fuente y/o sometiéndose a un justo manguereo. Esa es la foto oficial del verano, así como la foto oficial de las fiestas de fin de año suele ser la convención de piratas con el ojo emparchado en la sala de espera del Hospital Santa Lucía. Nada bueno puede salir de allí en términos de gracia o estilo.

      En balnearios y otros puntos de veraneo, el fenómeno que se verifica –a pesar de que se cuenta con mejor armamento para combatir el calor, o por eso mismo– es la prohibición expresa del superyó : adiós a las normas, adiós al miedo al ridículo, adiós al recato... ¡Hola Graciela Alfano! El veraneante promedio se lleva –nunca mejor dicho– elegancia y discreción a marzo. Esto sucede en San Clemente, en Mar del Plata, en las termas de Federación o en la muy fifí Punta del Este. En este último sitio se han podido verificar este verano bikinis animal print que tendrían que ser denunciadas por alguna asociación protectora de animales, combinadas por capelinas del tamaño de una rueda de micro, que le garantizan a la veraneante no ya intimidad sino impunidad . Los hombres, con los trajes de baño ajustados, vaya y pase, pero esas camisas entalladas que están usando en plena playa no tienen perdón de Dior, sinceramente.

      ¿Cómo se hace para que elegancia y verano no sean necesariamente antónimos? Muy difícil: té de las 5 en sitios cuyo aire acondicionado sea más poderoso que su carta de pâtisserie , un chapuzón a la caída del sol, de ser posible, o el visionado de películas en continuado en estos complejos que tienen salas 3D, cuyos anteojitos, se sabe, son lo más feo del mundo , pero al menos se usan en la oscuridad.


      Tags relacionados