20 años sin Tato Bores: el recuerdo y el respeto de uno de sus hijos

"¿Qué diría Tato de todo esto?". Esa es la pregunta que durante estos veinte años no dejó de hacerme la gente por la calle. Una pregunta que delata la falta que a muchos les hace Tato, y el enorme afecto que aún flota en el aire por quien durante décadas, cada domingo, hacía digerible la realidad con su humor y su reflexión.

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Yo creo saber exactamente lo que diría Tato de cada una de las cosas que nuestro país ha vivido en estos veinte años, pero no lo puedo decir; no es justo ni respetuoso que me arrogue su pensamiento en su ausencia, por eso jamás la he contestado ni en la calle ni en los medios.

En lo personal me pregunto: ¿Qué diría Tato de los maravillosos nietos que no llegó a conocer, y de los caminos que hemos seguido nosotros, sus hijos, en estos veinte años?¿Qué diría si pudiera saber que aún sin estar físicamente presente sigue siendo el pilar de la familia que junto a su amada Berta supo construir?

Una buena persona es alguien que mejora todo lo que hay a su alrededor, alguien cuya ausencia pesa. Y mi viejo fue básicamente eso: una buena persona. Eso es lo que confirmo en cada gesto anónimo, en cada mirada cómplice, y en cada uno de los que al pasar aún me pregunta: “¿Qué diría Tato de todo esto?”.