Una escapada a Ramón Biaus: qué ver y dónde comer en este pueblo bonaerense

La exhibición de reliquias del museo Almacén El Recreo, en Chivilcoy, deja traslucir con elocuencia la impronta rural de este partido del norte de la provincia de Buenos Aires. Es una invitación directa para ir en busca de esas joyas invaluables en su auténtico lugar de origen.

A unos 25 kilómetros hacia el sur de la ciudad cabecera, Ramón Biaus preserva intacta esa escena de centenarias tradiciones, usos y costumbres que aún portan, tras su semblante que denota orgullo, los trabajadores del campo.

A ellos se sumó, en tiempos de pandemia, la inquieta presencia de Paula Ares, quien primero anduvo de paso por la zona, después se enamoró del chacarero Ariel Cánepa y finalmente se decidió a alejarse definitivamente de Ramos Mejía para abrir con su esposo al público Lo del Turco, un antiguo boliche de tragos mutado en restaurante y lugar de encuentro donde prosperan las charlas largas y los proyectos colectivos.

Estación Ramón Biaus, inaugurada en 1909.

Apuntalado por el asado y el matambre casero que preparan las experimentadas manos del dueño de casa, la picada, jugosos empanadas de carne frita y raviolones rellenos con verdura de la huerta aportada por la vecina Inés, el nuevo emprendimiento sacudió la modorra de los pobladores, testigos sin aviso de la reconversión de su pago en un destino posible para turistas que buscan horizontes inexplorados.

Ahora se escuchan nuevas voces y otras miradas asoman bajo la nutrida arboleda que recubre de penumbra la plaza, coronada por el busto levantado en homenaje a Arturo Patrón, el pionero a quien se atribuye la fundación del pueblo. Ese hito establecido en 1909 está estrechamente asociado a la inauguración de la estación del Ferrocarril Belgrano, que unía Estación Buenos Aires con Patricios, en el partido de 9 de Julio.

Esos visitantes primerizos, ya satisfechos con la parada gastronómica sugerida en Lo del Turco, caminan despreocupados entre las sombras, hasta que clavan la vista en la fachada de chapa de la Escuela N° 14, erigido como un mojón en medio del paisaje rural a fines del siglo XIX.

Restaurante de campo Lo del Turco, en Ramón Biaus.

Como una larga locación diseñada para la inspiración de fotógrafos, pintores y cineastas, la calle que bordea la plaza conduce hasta la capilla Nuestra Señora de los Dolores, de 1917, otra referencia de los tiempos de esplendor, cuando la locomotora arrastraba vagones colmados de pasajeros y los frutos de la actividad agrícola, mientras familias enteras trabajaban en la fábrica de ladrillos del pueblo y, junto a las parcelas sembradas de maíz, florecían frutillares, como solía contar Rodolfo Mosto, un artesano de miniaturas de carretas en madera fallecido hace un año.

La memoria viva del pueblo recae hoy en los recuerdos algo imprecisos de Raúl Lopolito, quien estuvo al frente de una panadería renombrada por sus galletas de campo y tortitas negras durante 70 años.

Lopolito rescata los brillos de ese pueblo de espíritu festivo, que se fue desdibujando con el paso del último tren hace tres décadas. Habla sin respiro, animado por un trago del vermú artesanal coltri -rigurosamente rebajado con soda-, una exitosa adaptación local que ensayó Paula Ares para atraer más clientes.

Capilla Nuestra Señora de los Dolores, de 1917, en Ramón Biaus.

A la mujer orquesta del boliche del pueblo también se debe la realización de la Biaus Fest en octubre de cada año, una buena excusa para aunar vecinos y turistas a través del talento de los artesanos, músicos de la zona y la irresistible atracción de los productos regionales.

“La idea es que vengan a Ramón Biaus en cualquier época del año a desenchufarse, comer bien rico y pasear”, propone esta mujer que rompe el molde, metida definitivamente en el corazón del pueblo que eligió para levantar una barrera a la sangría del despoblamiento. De a poco, entre las marcas de ese pasado de gloria que transitó Ramón Biaus, se vislumbra un futuro posible.

Una de las calles poco transitadas de Ramón Biaus. Al fondo, la estación de tren.

Miniguía

Cómo llegar. Desde la ciudad de Buenos Aires hasta Ramón Biaus son 187 kilómetros por Acceso Oeste hasta Luján y ruta 5; antes de llegar a Chivilcoy, girar a la izquierda por ruta 30; en La Rica desviar hacia la derecha por un camino de tierra de 18 km.

Bus semicama Chevallier o Pullman General Belgrano de Retiro a Chivilcoy (4 hs.), $ 6.200 ida; coche cama, $ 7.100.

Ramón Biaus, en el partido de Chivilcoy.

Combi Buses Chivilcoy de Alto Palermo o av. Belgrano y av. Jujuy hasta Chivilcoy (2 hs. 30'), $ 5.000 ida (155- 4091006 / 02346- 423-710/433-304).

Tren Sarmiento de Once a Chivilcoy (4 hs.), $ 1.055 ida en Primera y $ 1.265 en Pullman; de 3 a 12 años, 50%; jubilados y pensionados, 60%.

Remís Center de Chivilcoy a Ramón Biaus para 4 pasajeros, $ 7.000 ida (02346- 436-086/430149).

Hasta que dejó de fuencionar hace cuatro años, la fábrica de ladrillos fue un sostén clave para decenas de familias de Ramón Biaus.

Dónde alojarse. En Chivilcoy, hotel Tomaso: habitación doble con desayuno, estacionamiento, caja de seguridad, frigobar, secador de pelo, TV y wi-fi, $ 43.231; triple, $ 51.730 (02346- 15543640 / reservas@hoteltomaso.com.ar / www.hoteltomaso.com.ar / Facebook: Hotel Tomaso Chivilcoy).

Hotel Patri: habitación doble con desayuno, cochera, TV cable y wi-fi, $ 20.000; triple, $ 27.000 (02346- 424-044 / 02346- 15604477 / patrihotel163@gmail.com / Facebook: Patri Hotel).

Cuánto cuesta. Picada, empanadas, pastas, asado, ensalada, papas fritas y postre helado en el restaurante Lo del Turco, $ 8.000; de 5 a 11 años, $ 4.500.