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      La curiosa historia del castillo entrerriano a donde llegó por accidente el autor de “El Principito”

      En 1929, Antoine de Saint Exupéry piloteaba un avión de la Compañía General Aeropostal y tuvo que aterrizar de emergencia a pasos del Castillo de San Carlos, cerca de Concordia.

      La curiosa historia del castillo entrerriano a donde llegó por accidente el autor de "El Principito"En sus dos plantas, el Castillo de San Carlos tenía 27 habitaciones y pisos de mármol.

      Una imponente mole de piedra se levanta sobre una de las lomadas del paisaje agreste que decora la costa de Entre Ríos, al norte de Concordia. Los restos del Castillo de San Carlos resguardan una centenaria historia que fusiona hechos ciertos con incontables leyendas, pero también rescatan del olvido la presencia accidental de Antoine de Saint-Exupéry a fines de la década del ’20.

      El autor de “El Principito” piloteaba su avión de la Aeropostal con rumbo a Paraguay en 1929, cuando un desperfecto en el motor lo obligó a aterrizar precipitadamente.

      El ruido inusual de la máquina en ese páramo de selvas en galería y playas de arena al borde del río Uruguay atrajo la atención de Susana (de 12 años) y Edda Fuchs (de 18 años), hijas de Jorge Fuchs y Suzanne Valon, el matrimonio de inmigrantes franceses que residían en la mansión.

      Las ruinas del Castillo de San Carlos fueron recuperadas como paseo público en 2014.Las ruinas del Castillo de San Carlos fueron recuperadas como paseo público en 2014.

      Todavía sorprendidas, las hermanas no dudaron en acercarse a ese hombre e invitarlo a conocer su hogar y a sus padres. El aviador y novelista se instaló en el cercano hotel “Colón” y se habituó a visitar durante meses a sus compatriotas anfitriones. Lo hacía con gusto y añoranza –admitiría años después- porque la casona le recreaba imágenes de su infancia en Saint Maurice de Rémens.


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      El origen y las leyendas

      Desde el primer momento de su inauguración en 1888, un halo de leyendas, creencias, apariciones y fábulas sobrevoló ese desproporcionado castillo de dos plantas –con 27 habitaciones y pisos de mármol-, erigido sobre una elevación del terreno.

      El Castillo de San Carlos fue construido entre 1886 y 1888 sobre una típica lomada de Entre Ríos.El Castillo de San Carlos fue construido entre 1886 y 1888 sobre una típica lomada de Entre Ríos.

      El extravagante magnate que ordenó la construcción, Edouard Demachy –un supuesto conde francés, cuya familia habría sido dueño de bancos en su país-, disfrutó de las comodidades de su lujosa vivienda hasta 1891, cuando decidió alejarse por el río Uruguay en su barco junto a su esposa y nunca más volvió.

      Así, Demachy cerraba el circulo de su llegada envuelta en misterio, el final de un largo periplo, presuntamente realizado -dice la leyenda- para escapar del abuelo, que habría realizado un pacto con el diablo.

      El viaje sin despedida del propietario original dio rienda a los rumores y las infinitas derivaciones de la imaginación popular. Ruidos extraños, sombras en movimiento, gritos y los llantos de una niña dieron forma a la leyenda.

      Vista del río Uruguay y de la costa uruguaya desde las ruinas del Castillo de San Carlos, en Entre Ríos.Vista del río Uruguay y de la costa uruguaya desde las ruinas del Castillo de San Carlos, en Entre Ríos.

      Años más tarde, un devastador incendio intencional, saqueos y actos de vandalismo arrasaron con el esplendor del castillo.

      Por si le faltaran golpes letales al destino de grandeza que pretendían asignarle sus mentores, las ruinas del castillo también fueron escenario de rituales de sectas, ofrendas y escondite de personajes que escapaban de la Justicia.


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      Recuperación

      Las paredes despojadas del Castillo de San Carlos recuperaron parte de su brillo desde que el lugar fue puesto en valor en 2014. Los guías que encabezan los recorridos y el museo creado en las antiguas caballerizas reviven el paisaje agreste –hoy florecido y reconvertido en Reserva Natural Municipal- y la ostentosa mole de piedra que conoció Saint Exupéry.

      Una placa instalada sobre una pared del Castillo de San Carlos recuerda la llegada de Antonine de Saint Exupéry al lugar en 1929.Una placa instalada sobre una pared del Castillo de San Carlos recuerda la llegada de Antonine de Saint Exupéry al lugar en 1929.

      Ese entorno subyugante habría inspirado al novelista. En el capítulo “Oasis” de su libro “Tierra de hombres” recordó: “Había aterrizado en un campo y no sabía que iba a vivir un cuento de hadas. Fue cerca de Concordia, en la Argentina. Sueño. Todo parece tan lejano ¿qué habrá sido de las dos hadas?”.

      Escultura inspirada en la novela "El Principito", a pasos del Castillo de San Carlos, en la Reserva Natural Municipal San Carlos.Escultura inspirada en la novela "El Principito", a pasos del Castillo de San Carlos, en la Reserva Natural Municipal San Carlos.

      Ese pasado que mezcla dosis de fantasía y realidad en partes iguales es rescatado más de un siglo después a través de representaciones teatrales, sostenidas por efectos especiales de luces y sonidos. La amplia panorámica de las islas de piedra de Salto Chico y la franja teñida de verde intenso de la costa uruguaya contribuyen a recrear en la imaginación aquel entorno perturbador que captaron los ojos de Exupery.

      Ahora, una escultura inspirada en “El Principito” que se levanta en el parque para homenajear al hijo pródigo de Lyon corteja a los visitantes que suben la cuesta para admirar la silueta, todavía firme, del histórico castillo y desentrañar sus misterios.


      Sobre la firma

      Cristian Sirouyan

      csirouyan@clarin.com

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