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      Sierras Bayas, donde revive la epopeya de los picapedreros italianos

      Este pueblo cercano a Olavarría es el punto de partida de un recorrido por las sierras de Tandilia, donde surgió la industria argentina de la cal y el cemento.

      Sierras Bayas, donde revive la epopeya de los picapedreros italianosLas primeras canteras de piedra caliza surgieron en los alrededores de Olavarría en 1870.

      El tramo menos publicitado de la serranía de Tandilia dibuja sus curvas al fondo de la panorámica que brinda la sinuosa traza de la ruta 226.

      A la altura del kilómetro 285, un desvío hacia la izquierda dibuja un surco entre los conos de los cerros Largo y Matilde Catriel, para acomodarse en medio de los manchones amarillos de la retama y una larga muralla de piedra cuarcita, la antesala del discreto conjunto urbano de Sierras Bayas.

      Ese trayecto que conduce hasta el pueblo es apenas una parte de la infinidad de caminos, senderos, huellas, canteras e insondables cavernas que transitaron centenares de inmigrantes europeos a fines del siglo XIX, para sentar las bases de las industrias calera y cementera en la Argentina.

      El material extraído en las canteras de las sierras Bayas era llevado hasta los hornos de cal.El material extraído en las canteras de las sierras Bayas era llevado hasta los hornos de cal.

      El circuito histórico de la piedra caliza que proponen Olavarría y sus pueblos satélites fue puesto en valor en los últimos años, con el propósito de atraer a los visitantes y generar un animado cruce de vivencias entre turistas, vecinos –muchos de ellos, descendientes de aquellos pioneros-, geólogos, escultores e historiadores.

      Mirada al pasado

      Los retazos de la actividad extractiva artesanal iniciada en 1870 se pueden empezar a detectar en La Calera 1888, los restos de una de las decenas de hornos de cal desperdigados en toda la región, reconvertida en centro cultural e interpretativo y museo de sitio.

      Los empleados cargaban 80 paladas de carbón por cada 4 mil kilos de piedra.Los empleados cargaban 80 paladas de carbón por cada 4 mil kilos de piedra.

      Desde ese punto de partida insoslayable –íntegramente construido en piedra caliza-, indefectiblemente los recorridos guiados conducen hasta el borde de enormes canteras inundadas de agua de lluvia y napas.

      El tramo final del paseo demanda un ascenso a pie –pisando trozos de cuarcita y esquivando la amenazante presencia de piedras puntiagudas asomadas desde el pastizal- hasta la cima del cerro Aguirre, el mirador natural más recomendable para tomar real dimensión de las gigantescas instalaciones de la planta San Martín.

      Decenas de centenarios hornos de cal todavía se observan en el paisaje serrano que enmarca Olavarría.Decenas de centenarios hornos de cal todavía se observan en el paisaje serrano que enmarca Olavarría.

      La inmóvil mole de piedra y metal es una cuadro perturbador enclavado en la sierra, símbolo de la epopeya forjada por la primera fábrica de cemento Portland de Sudamérica, el sueño cumplido en 1916 por el empresario alemán Alfonso Aust.

      El producto terminado era transportado hasta Azul, punta de rieles desde 1875. Desde 1883 se cargaba a los vagones en Hinojo, cuando el Ferrocarril del Sud llegó a esa estación.El producto terminado era transportado hasta Azul, punta de rieles desde 1875. Desde 1883 se cargaba a los vagones en Hinojo, cuando el Ferrocarril del Sud llegó a esa estación.

      El trabajo

      Alrededor de la fábrica, la labor de los picapedreros italianos y la producción continua de los hornos asemejaba el sacrificio exigido a los vasallos, subordinados a la autoridad del monarca.

      Trepados a los cerros o lidiando con los paredones de profundas cavas, los obreros aplicaban pólvora para partir la piedra.

      Después era el turno de los expertos picapedreros italianos, que se encargaban de cortar trozos más pequeños con sus barretas, punchotes y marrón (un potente martillo de 6 a 8 kilogramos de peso).

      La actividad minera en las sierras Bayas atrajo a inmigrantes europeos a fines del siglo XIX.La actividad minera en las sierras Bayas atrajo a inmigrantes europeos a fines del siglo XIX.

      El material era transportado por galiotas (carretas de dos ruedas tiradas por un caballo) hasta la boca de carga del horno.

      Los horneros respetaban a rajatabla la proporción establecida desde el principio para lograr el mejor producto: 80 paladas de carbón por cada 4 toneladas de piedra.

      Uno de los recorridos guiados, con punto de partida en La Calera 1888, que conduce Cecilia Alvez en Sierras Bayas.Uno de los recorridos guiados, con punto de partida en La Calera 1888, que conduce Cecilia Alvez en Sierras Bayas.

      La materia prima transformada en cal viva era llevada hasta Azul, punta de rieles desde 1875. Esa ruta se acortó considerablemente en 1883, cuando el Ferrocarril del Sud llegó a la estación Hinojo.

      Paredes de piedra caliza sostienen las construcciones de los antiguos hornos de cal de las sierras Bayas.Paredes de piedra caliza sostienen las construcciones de los antiguos hornos de cal de las sierras Bayas.

      La epopeya de esos esforzados artesanos de la piedra revive en cada rincón de Sierras Bayas y también se detecta en las franjas de arcilla, caliza y base de granito descubiertas por las explosiones en la cantera La Cabaña.

      Con la explotación del yacimiento afloraron restos fósiles de animales prehistóricos, como perezosos extinguidos de 3 a 5 millones de años atrás, gliptodontes, pecaríes y un ejemplar de marsupial diente de sable.

      Una vista general de las sierras Bayas, parte del sistema de Tandilia.Una vista general de las sierras Bayas, parte del sistema de Tandilia.

      La impronta de los protagonistas de la industria del cal y del cemento es una marca indeleble en el sencillo diseño de Villa Alfredo Fortabat. Sierra Chica honra ese pasado de esplendor con su Museo de la Piedra Emma Occhi, la perseverancia de las fábricas de granito rojo, el Monumento al Martello –homenaje a los primeros picapedreros llegados desde Italia- y los restos de la cantera La Chocha.

      En la panorámica se destaca la mole de piedra y metal de la Compañía Argentina de Cemento Portland "Cementos San Martín".En la panorámica se destaca la mole de piedra y metal de la Compañía Argentina de Cemento Portland "Cementos San Martín".

      Pero, además, la identidad olavarriense reconoce uno de sus más sólidos pilares en el cruce de la impronta italiana con las culturas centroeuropeas, las inconfundibles huellas españolas y el aporte criollo.

      Esa rica mixtura se hace más visible en Colonia Hinojo –primer asentamiento de alemanes del Volga en el país, sede de la tradicional Kreppelfest cada 25 de marzo- y Colonia San Miguel –donde se asientan el Patio de Maquinaria Agrícola de 1900 a 1940 y el Museo Miguel Stoessel Müller-.

      La chimenea de ladrillos de un horno de cal, en las sierras Bayas.La chimenea de ladrillos de un horno de cal, en las sierras Bayas.

      A su vez, Hinojo rescata, con genuino orgullo, los eslabones que sostienen su propia historia pionera: aquí se instalaron el primer almacén de ramos generales de la zona, el primer telégrafo, el primer registro civil, la primera fábrica de ladrillos y hasta la primera biblioteca del partido, equipada en 1909 con muebles fabricados por los presos de Sierra Chica.

      Esta comarca todavía poco explorada atrajo la curiosidad de la autoridades de la Unesco, que analizan un proyecto de creación de un Geparque Mundial. La idea tomó forma especialmente a partir del 20 de abril de 2019, cuando se festejó el Día Latinoamericano del Geoturismo y Sierras Bayas fue sede de las Primeras Jornadas Argentinas de Geoturismo.


      Sobre la firma

      Cristian Sirouyan

      csirouyan@clarin.com

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