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      No hay conflictos gremiales en la imprenta de Clarín y Olé

      El bloqueo no tuvo el aval de los empleados de la planta. Hay planteos individuales.

      No hay conflictos gremiales en la imprenta de Clarín y OléCLAIMA20110328_0048 NO A LOS LECTORES. EJEMPLARES DE CLARIN QUE NO LLEGARON A LOS KIOSCOS
      Redacción Clarín

      En el bloqueo de ayer a la madrugada a las plantas de impresión de Clarín y Olé, el Gobierno volvió a ignorar abiertamente una orden judicial y permitió así que se consumara la decisión de un grupo de delegados de impedir que el diario llegara a los lectores .

      El 21 de enero, ante otra acción de bloqueo similar, el Juzgado Civil número 64 había librado un oficio a la ministra de Seguridad, Nilda Garré, para que arbitrara “los medios necesarios” a fin de impedir que “cualquier persona o agrupación” obstruyera la distribución de diarios.

      Ayer, el Gobierno no hizo nada para garantizar que el Clarín y Olé llegaran a la gente.

      En el fondo de la cuestión, no existe ningún conflicto laboral colectivo , como pretendieron explicar quienes bloquearon la planta, y luego el propio Gobierno a través del ministro del Interior, Florencio Randazzo.

      Las plantas de impresión de Clarín, Olé y las de AGR (Artes Gráficas Rioplatenses), donde se imprimen revistas como Viva, funcionan normalmente , sin ningún tipo de acción de protesta de los trabajadores. De hecho, en el bloqueo de ayer no participaron empleados de Clarín.

      AGR informó que existe una combinación de reclamos individuales, algunos que incluyen pedidos de dinero a cambio de no impulsar este tipo de medidas . Por el contrario, el Sindicato no avaló el bloqueo. Tampoco hubo asambleas internas que decidieran impedir que el diario llegue a los kioscos.

      “Los delegados no pueden decidir la representación que invocan o ampararse en su condición para reclamar cuestiones personales”, dijo la empresa AGR, invocando los artículos 23 y 40 de la ley 23.551 de Asociaciones Sindicales.

      Así, los planteos de algunos delegados de la empresa AGR, no de la imprenta de Clarín y Ole, cuya propiedad pertenece a AGEA S.A, no solo pasan por encima las leyes de asociaciones sindicales que obligan a realizar asambleas de trabajadores para decidir cualquier tipo de medida de fuerza, sino que impactan en una compañía –AGEA- que nada tiene que ver jurídicamente con la empresa a la cual se le formulan planteos. Más aún, AGR reincorporó recientemente a estos delegados, que originalmente habían sido separados por la Justicia, algo que fue celebrado por el propio sindicato .

      El bloqueo de ayer no representa una huelga ni conflictos laborales colectivos, ni tuvo el apoyo de los trabajadores, algo que quedó en claro con el normal funcionamiento de la planta de impresión de Clarín-AGEA, que como cada domingo a la madrugada, puso en marcha las rotativas para imprimir cientos de miles de ejemplares de Clarín y Olé.

      Esta vez, los ejemplares quedaron empaquetados sin llegar a los kioscos.

      En el marco del ataque sistemático del Gobierno sobre Clarín, la inacción del Ministerio de Seguridad, el incumplimiento de la orden judicial para garantizar la distribución de los diarios, y la presión de algunos delegados por sobre la voluntad de los trabajadores de AGEA y AGR, formaron ese combo explosivo que ayer impidió que Clarín, por primera vez en 28 años de democracia no llegara a sus lectores.


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