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      Crisis en Túnez: asesinan al máximo líder opositor y cae el gobierno

      Era un dirigente laico que encabezaba las protestas por mejoras sociales y rechazaba al islamismo en el poder.

      Crisis en Túnez: asesinan al máximo líder opositor y cae el gobiernoCLAIMA20130207_0047 AFP Enfrentamientos. Choques entre la policía y gente enardecida tras el asesinato del líder de la oposición laica. /AFP
      Redacción Clarín

      La grave crisis desatada ayer tras el asesinato del principal dirigente opositor de Túnez provocó que el primer ministro, Hamadi Jebali, anunciara la disolución del actual Gobierno, encabezado por los islamistas del partido Ennahda, y la formación de un nuevo gabinete de unidad nacional plagado de tecnócratas. Este es el primer estallido en ese país luego de la revuelta que derrocó al ex dictador Ben Ali a comienzos de 2011 y que desató las revueltas republicanas de la Primavera Arabe.

      El sindicalista Chokri Belaid era un militante marxista y panárabe y un acérrimo rival de Ennahda (Renacimiento). Abogado de profesión, era líder del Movimiento de los Patriotas Demócratas, una agrupación de izquierda que integra el Frente Popular en alianza con partidos laicos.

      Lo mataron de tres balazos en la puerta de su casa en el barrio El Menzah de la capital. El asesino disparó al auto en el que iba el dirigente y luego huyó con una segunda persona que lo esperaba en una moto.

      Al conocerse la noticia de su muerte, miles de tunecinos salieron a las calles y comenzaron a concentrarse en el Ministerio del Interior para exigir una investigación en profundidad y pedir la renuncia del premier Jebali. Cuando la Policía intentó frenar a los manifestantes s e produjeron enfrentamientos con piedras y balas de goma.

      Grupos de jóvenes levantaron barricadas en las calles céntricas y los agentes lanzaron gases lacrimógenos para dispersarlos. Fuentes oficiales informaron que un policía murió y que hubo decenas de heridos.

      “Es un crimen, un golpe terrorista no solo contra Belaid sino contra Túnez”, declaró Jebali. Frente a los micrófonos prometió hacer lo imposible para detener al asesino. “Es un crimen odioso cuyo objetivo es desestabilizar al país”, afirmó Ennahda en un comunicado firmado por su líder, Rachid Ghanouchi. Pero los manifestantes no sólo no creyeron esas condolencias sino que culparon a los islamistas y destruyeron varias de sus locales.

      Hace apenas unos días, Belaid había acusado a los “mercenarios” de Ennahda de atacar a una manifestación de partidarios suyos. La víspera de su muerte, denunció las “intenciones de desmantelar el Estado y crear milicias para aterrorizar al pueblo y arrastrar al país hacia una espiral de violencia”.

      En la capital, ante la clínica donde Belaid fue llevado agonizante, se vivieron escenas de dolor, con personas que se abrazaban en llanto, otros se golpeaban el pecho.

      Luego una marea humana acompañó la ambulancia que llevó el cadáver a la morgue del hospital Charles Nicolle, entre banderas nacionales y entonando el himno.

      En la avenida Bourghiba se produjeron más enfrentamientos entre la multitud y la policía, con lanzamiento de gases lacrimógenos, piedras, bastonazos. Los choques se trasladaron a otros puntos de la ciudad y del país. En la zona de Bab el-Jazira, cerca de la céntrica avenida Bourghiba, fue donde murió el agente por un piedrazo lanzado por un manifestante.

      “¡El pueblo quiere la caída del régimen!”, gritaban los manifestantes que rodeaban el vehículo con el cuerpo de Belaid.

      Mientras tanto, la ambulancia, con la bandera nacional, seguía su paso y justo frente al Ministerio del Interior, un policía dejó de dar bastonazos para hacer el saludo militar.

      Las cámaras de televisión tomaron la imagen y la repitieron varias veces.

      El hermano del difunto, Abdelmajid Belaid, fue contundente en su denuncia al enterarse del asesinato: “Mando a la mierda a todo el movimiento Ennahda y acuso a Rachid Ghanouchi de haber provocado el asesinato de mi hermano. Ghanouchi, eres un perro asqueroso”, repetía en lágrimas el padre de la víctima, según el diario El País de España.

      Por otro lado, unas 2.000 personas se manifestaban pacíficamente en Sidi Bouzid, donde la inmolación de un vendedor ambulante en diciembre de 2010 desató la revuelta que hizo caer el régimen de Ali. Desde entonces, Túnez no recompuso su economía ni los niveles salariales. Las repetidas huelgas y reclamos al gobierno mantuvieron vivo el espíritu de las primeras revueltas y profundizaron el malestar contra el oficialismo.


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