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      “Nunca le pegué a mi mujer, para los dos fue un amor sagrado”

      Empezó el juicio por Wanda. Eduardo Vásquez, imputado por el homicidio de su esposa, se declaró inocente y acusó a sus suegros de haberla maltratado.

      “Nunca le pegué a mi mujer, para los dos fue un amor sagrado”CLAIMA20120229_0082 Ante el tribunal. Eduardo Vásquez, más delgado y con el pelo corto, declaró durante más de dos horas. Calificó a la noche trágica como un “accidente”.
      Redacción Clarín

      Entró a la sala mucho más flaco que en su última aparición pública, afeitado, con el pelo corto y algunas canas asomando detrás de las orejas. Vestía ropa clara. A cuatro metros de su asiento lo observaba Jorge Taddei, el padre de Wanda, su esposa, cuya muerte lo volvió a llevar al banquillo de los acusados después de la tragedia de Cromañón –donde murió su madre, atrapada por el humo y las llamas–. Eduardo Vásquez (36), el imputado, no miró jamás a su suegro, el querellante, en los 10 minutos que éste permaneció en la sala. En el primer capítulo del juicio por el que podría recibir cadena perpetua si se lo declara culpable de “homicidio agravado por el vínculo”, el ex baterista de Callejeros habló durante casi dos horas; hizo un minucioso relato de su relación con Wanda, acusó a los padres de maltratarla física y psicológicamente, dio su versión sobre la madrugada fatal y se declaró inocente. “ Nunca le pegué a mi mujer, nunca le falté el respeto ni hubo malos tratos. Le di lo mejor de mí ”, dijo.

      Vásquez está acusado de asesinar a su esposa, de prenderle fuego tras una discusión en su casa de Mataderos, en la madrugada del 10 de febrero de 2010. Wanda Taddei tenía el 60% de su cuerpo quemado. Y murió tras 11 días de agonía. Pero el músico aseguró que él no es “ese personaje horrible y monstruoso”. “Nunca hubo golpes, nunca hubo agresiones.

      Para los dos fue un amor sagrado ”, reiteró ante la mirada impasible de los jueces del Tribunal Oral Criminal N° 20, Luis Fernando Niño, Pablo Gustavo Laufer y Patricia Mallo.

      En ese tono, el músico se defendió y calificó la noche trágica como un accidente. Más lúcido que en la mediatizada reconstrucción del hecho, contó que la discusión se dio porque él llegó tarde de un ensayo. Que Wanda se despertó y comenzaron a pelear. Que ella le avisó “no te voy a dejar dormir” y que le quiso tirar su teléfono celular a la pileta. “Le dije ‘no quiero esta vida para mí, si sigue así me tengo que tomar el palo’ ”, detalló, y luego emparentó una escena de la discusión con la tragedia del boliche de Once. “Y entonces me cortó la luz para que no usara el ventilador. Era la oscuridad total, todo negro.

      Yo tenía traumas por Cromañón. Le dije que con eso no jodiera que me estaba haciendo mal ”, relató Vásquez, pero tuvo que cortar, quebrado en llanto.

      Luego explicó que durante la discusión trató de hacer ejercicios de respiración. Pero que no pudo. “Yo ya estaba muy enojado. Pero con Wan nunca tuve ganas de pelear. La quise abrazar y me escapaba. Me revoleó alguna cosa. Se me puso de frente con la botella de alcohol. Pero ni en su espíritu ni en el mío estaba hacernos daño ”, comentó, otra vez en medio del llanto. Sin embargo, terminaron forcejeando con la botella de alcohol: “Fue con ese elemento que atinó a golpearme la cabeza y yo la frené. La botella se estranguló y saltó la tapa en el zamarreo. Tuve que sacársela dedo por dedo. Nos quedamos mojados de alcohol”.

      El músico contó que luego “ya no tenía paciencia” y que Wanda “se dio cuenta que se había mandado una cagada”. Entonces él le dijo “tomatelá” y encendió un cigarrillo: “Y me prendí la mano. Con la otra mano atiné a apagar un poco y también tenía alcohol”.

      Mientras Vásquez relataba y Jorge Taddei esperaba afuera (es testigo y hasta que no declare no puede presenciar el debate), Beatriz, la mamá de Wanda, escuchaba desde un rincón de la pequeña sala. Vestida enteramente de negro, con unos anteojos que ella le regaló a su hija tres días antes del episodio trágico, cada tanto se pasaba un pañuelo por la boca. Y casi siempre que Vásquez nombraba a su hija, incluso cuando era para acusar a ella de pegarle a Wanda, Beatriz besaba una mariposa que colgaba de su cuello que, según explicó a Clarín, representa la lucha por respirar de su hija en los últimos días.

      Entonces Vásquez explicó que Wanda quiso apagar el fuego de sus brazos con un almohadón y que, sin contacto con su cuerpo, se encendió fuego. Y así salieron disparados al Santojanni, sin pensar él en los hijos de Wanda que dormían. “Wan saltaba, gritaba auxilio. Yo no daba más”, relató sobre la llegada al hospital. Y luego remarcó: “Había perdido noción del tiempo, pensé que el que estaba peor (de las quemaduras) era yo” y pidió que se entendiera su “estado de shock por tener otro accidente con fuego”.

      Otra vez quebrado, antes de volver a la prisión de Ezeiza, Vásquez pidió “humanidad”: “Siento que no hice nada malo.

      Que se me puso preso por las dudas, por la actitud beligerante de la sociedad. No es lo que están diciendo. No rocié ni prendí fuego a mi mujer como un hijo de puta puede hacer”, dijo. Y lloró otra vez.