Hacer un gol fue una utopía

El resultado final es simplemente una consecuencia. ¿Las causas? Cuando lo que sobra no se parece ni por asomo a los pases armoniosos y las bellas jugadas combinadas, inflar la red se transforma en una utopía; cuando el único mecanismo de ataque, los centros al 9, nunca encuentran destino, los goleadores comienzan a dejar de ser; y si los arqueros responden en el puñado de jugadas de gol que se generan -en su mayoría por errores defensivos y no por virtudes de ataque- el resultado está condenado: permanecerá cerrado, sin festejos de goleadores, como símbolo de que el partido estuvo muy lejos de ser un grato espectáculo.

Ni San Martín ni Argentinos. Ninguno hizo méritos para quedarse con un encuentro que rápidamente dejó una sensación: el que hace el gol, gana . No hubo gol porque ambos equipo atacaron más por inercia que con claridad y más con voluntad y disparos al cielo que con juego colectivo. Es cierto: el constante viento y el estado del campo de juego no colaboraron . Pero que ese contexto no sea utilizado como excusa por dos equipos que están acostumbrados a la palabra empate: San Martín sumó su tercero al hilo y Argentinos acumula cinco en los seis partidos de esta temporada. La sensación tras el silbatazo final es innegable: se jugó mal en plena siesta sanjuanina, pese a que en el segundo tiempo el partido creció en emotividad.

Así como los equipos no hicieron méritos para conseguir los tres puntos, los arqueros cumplieron su deber para mantener su arco en cero. Primero Luis Ojeda le contuvo un cabezazo a Emison Roberval, tras un centro de Graf; después respondió el arquero de San Martín, Luciano Pocrnjic, quien resolvió correctamente un fuerte disparo de Pablo Barzola. Hubo más: el 1 visistante se lució con una atajada a Néstor Ayala, a 10 minutos del final, y el capitán local se transformó en figura con una atajada doble : contuvo un remate de larga distancia de Gustavo Oberman y el disparo posterior de Ciro Rius.

El rendimiento de los atacantes también colaboró para el cerrado resultado. En San Martín, Roberval no fue el hombre desequilibrante de otros partidos y Claudio Graf, quien fue amonestado por protestar, se mostró nervioso e impreciso con la pelota, como en aquel remate del primer tiempo que se fue alto. Los sanjuaninos extrañaron a Maximiliano Núñez y a Sebastián Penco, ausentes por estar desgarrados.

En Argentinos las falencias ofensivas también dijeron presente: Emilio Hernández desperdició una jugada clara, frente al arco y con los defensores sanjuaninos estáticos pidiendo un fuera de juego que no existía. En cambio, el rendimiento defensivo, pese a tener lesionados tres defensores titulares (Sabia, Torrén y Berardo), muestra la otra cara de la moneda: ayer, al igual que con Vélez por la Sudamericana, no le convirtieron.

En este contexto, plagado por errores de ataque y virtudes de los arqueros, el 0-0 se convirtió en el dueño del resultado. Y los técnicos, Garnero y Troglio, no se animaron a romper los esquemas. Así, no de casualidad, Argentinos no conoce la victoria en la temporada y San Martín dio sus últimos tres pasos al ritmo del empate.