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      El viaje de Onganía a los Estados Unidos antes de derrocar a Illia

      Los entretelones del viaje de Onganía a la Academia Militar de West Point.

      El viaje de Onganía a los Estados Unidos antes de derrocar a IlliaArturo Illia, presidente entre 1963 y 1966, cuando un golpe de estado lo sacó del poder. / Archivo Clarín

      En agosto de 1964, mientras el doctor Arturo Umberto Illia ejercía la presidencia en medio de amenazas de los sectores más reaccionarios del ejército, se repitió una “sana costumbre” en aquellos años de Guerra Fría.

      Los ejércitos de todo el continente se reunían en la Academia Militar de West Point, para compartir las directivas del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, empeñado en contrarrestar la influencia de la Revolución Cubana en los países de América latina y Central.

      El Pentágono tenía por aquellos años un notable afán didáctico. Nuestros dictadores, ya efectivos o en preparación, debían seguir una prolija instrucción en el exterior, que pasaba necesariamente por la llamada “Escuela de las Américas”, en la zona del Canal de Panamá.

      Presidente de facto Juan Carlos Onganía. / Archivo.Presidente de facto Juan Carlos Onganía. / Archivo.

      El general Juan Carlos Onganía, comandante en jefe del Ejército, cerró su participación en el cónclave castrense con un discurso donde dejaba en claro que la famosa obediencia debida de las instituciones armadas tenía sus límites.

      El discurso de Onganía

      En un clima de hermandad ideológica con sus colegas armados del continente y ante la mirada aprobatoria de sus jefes y anfitriones de West Point, esto dijo el general Onganía:

      “El deber de obediencia al gobierno surgido de la soberanía popular habrá dejado de tener vigencia absoluta si se produce al amparo de ideologías exóticas, un desborde de autoridad que signifique la conculcación de los principios básicos del sistema republicano de gobierno, o un violento trastrocamiento en el equilibrio e independencia de poderes.

      En emergencias de esta índole, las instituciones armadas, al servicio de la Constitución, no podrán, ciertamente, mantenerse impasibles, so color de una ciega sumisión al poder establecido, que las convertirían en instrumentos de una autoridad no legítima”.

      La noche de los bastones largos sucedió durante la dictadura de Onganía. / Archivo.La noche de los bastones largos sucedió durante la dictadura de Onganía. / Archivo.

      La declaración significaba que el jefe del Ejército Argentino, pública y oficialmente, adhería en toda la línea a la llamada “Doctrina de la Seguridad Nacional”, que planteaba la teoría del enemigo interno, la del compatriota “subversivo” al que necesariamente había que perseguir y aniquilar.

      Quedaba en manos de los militares juzgar a los gobiernos constitucionales y decidir –según su particular criterio, concomitante necesariamente con el de Washington– si un presidente civil había adherido a “ideologías exóticas”, en cuyo caso los uniformados se reservaban el derecho a intervenir, nada menos que “al servicio de la Constitución”.

      A partir de aquel discurso se ponía lentamente en marcha el golpe que el 29 de junio de 1966 derrocaría al presidente radical Arturo Illia.

      En 1969 el Cordobazo significó el principio del fin del régimen militar liderado por Onganía. / Archivo.En 1969 el Cordobazo significó el principio del fin del régimen militar liderado por Onganía. / Archivo.

      El secretario de Defensa de los Estados Unidos reconocía el enorme valor estratégico que tenía para su país la formación de potenciales dictadores: “Probablemente el mayor rendimiento en nuestras inversiones de ayuda militar proviene del adiestramiento de oficiales seleccionados y de especialistas clave en nuestras escuelas militares y sus centros de adiestramiento en los Estados Unidos y ultramar.

      Estos estudiantes son seleccionados cuidadosamente por sus países para convertirse en instructores cuando regresen a ellos.

      Son líderes del futuro, los hombres que dispondrán de pericia y la impartirán a sus fuerzas armadas.

      No es necesario que me detenga a explicar el valor que tiene disponer en cargos de dirección de hombres con un conocimiento de primera mano de cómo los norteamericanos actúan y piensan. Para nosotros no tiene precio hacernos amigos de estos hombres”.

      E.M.


      Sobre la firma

      Felipe Pigna
      Felipe Pigna

      Historiador y autor argentino.

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