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      Llegó a pedir en la calle y salió adelante por amor a sus 14 hijos

      Mirta Rojas (52) pasó una situación muy difícil luego de que su ex marido dejara el hogar. Con mucho coraje y la ayuda de los demás, pudo recuperarse. Y hoy trabaja como cocinera en un comedor infantil. 

      Llegó a pedir en la calle y salió adelante por amor a sus 14 hijosMirta Rojas (52).

      Una situación límite puede presentarse cuando la vida golpea fuerte y de manera contundente. Se trata de un momento de desolación, pero también una oportunidad para superarse. Luego de pasar años desempleada, con muchos hijos por mantener y un futuro incierto, Mirta Rojas (52) logró salir adelante y hoy, todas las mañanas se levanta para servir la comida en un comedor para los chicos más necesitados. “Es feo tener que salir a pedir comida con tus hijos”, sostiene. 

      “Dios les da las peores batallas a sus mejores guerreras”. Es una frase que Mirta tiene inmortalizada en su piel. “Yo nací en la villa, en el Barrio Las Flores, de Florida Oeste. Ahora sigo viviendo cerca de allí”, comenta. Durante su infancia no pasó por muchas necesidades económicas. “Afortunadamente mi papá me daba todo lo que tenía a su alcance”, recuerda. A los 19 años quedó embarazada de Verónica (32), su primera hija: “La tuve de madre soltera y la crié con la ayuda de mis padres”, asegura.

      De más grande conoció a su ex marido, con quien vivió 25 años. “Con él tuvimos 13 hijos: Bárbara (29), Débora (27), Johanna (26), Daiana (25), Nicolás (22), Jonathan (21), Rocío (18), Naiara (16), Camila (15), Sharon (13), Ludmila (11), Florencia (9) y Agustín (8)”, enumera.


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      Los problemas en su vida, según cuenta, vinieron luego de separarse: “Después de tener a Agustín, mi esposo se fue de la casa y no volvió más. Me vi en una situación difícil porque necesitaba mantener a la mayoría de mis hijos. No tenía trabajo y sólo cobraba una pensión”, relata.

      Atravesó un momento muy delicado. “En varias oportunidades, salí a pedir a la noche con mis hijos porque no les podía dar de comer. Es muy feo que los chicos se levanten, te digan ‘mami tengo hambre‘ y vos no puedas darles ni un pedazo de pan y una taza con leche”, asegura.

      Mirta Rojas (52) en el Comedor de Villa Martelli donde les prepara almuerzo y merienda a los chicos.Mirta Rojas (52) en el Comedor de Villa Martelli donde les prepara almuerzo y merienda a los chicos.

      Muchas veces imaginó el peor de los desenlaces. “En momentos que estuve mal, pensé en atentar contra mi vida. Pero yo tenía que salir adelante por mis hijos. Pensaba... si a mí me pasa algo, ¿qué van a hacer ellos?”, reconoce.

      Es muy feo que los chicos se levanten, te digan 'mami, tengo hambre' y vos no puedas darles ni un pedazo de pan y una taza con leche"

      Una pequeña luz de esperanza se encendió para ayudarla. Sus hijos iban al Comedor Madre Teresa de Calcuta de Villa Martelli para almorzar y merendar. Allí conoció a muchas personas solidarias. “Estoy muy agradecida con ellos. Me habían comprado un calefón porque se me había quemado y otros artefactos para la casa”, resalta.

      Hace dos años, sus hijos más chicos, quienes viven con ella actualmente, habían conseguido jornada completa en el colegio. “El problema era que no conseguía trabajo porque nadie los podía cuidar”, afirma. Y agrega: “Un día levanté el teléfono, llamé a Ramón, el jefe del comedor Madre Teresa de Calcuta, y le dije que yo necesitaba trabajar para poder mantener a mis hijos”. A los dos meses la llamaron para una entrevista laboral. Era una oportunidad para salir adelante.

      Mirta había empezado a colaborar en el comedor. “Un día me llamaron para un evento y fui. Ramón llegó al lugar y me dio la sorpresa: me dijo que iba a tener un trabajo como ayudante de cocina. Me puse a llorar, estaba muy emocionada. Todos me felicitaban y aseguraban que me lo merecía”, sostiene.


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      Una vez le pidieron que cocinara un menú especial. “En invierno se hace el plan frío y cocinamos en el comedor Fangio. Tenía que ir a preparar el menú y no quería saber nada porque no me gusta cocinar. Ellos me decían ‘entonces estás en el lugar equivocado‘ y se reían”, cuenta. Y añade: “Finalmente ese fin de semana la comida me salió bárbara”.

      “Tengo 26 nietos, pero no me acuerdo el nombre de todos ellos, los confundo. Tampoco me sé las fechas de cumpleaños. Son muchos”, cuenta riéndose. Los domingos se juntan para almorzar en familia y tomar mate.

      Mirta, que se reconoce a sí misma como una “leona que hace todo por sus hijos”, tiene un deseo para el futuro: “A mí me encantaría tener mi propio merendero para darle de comer a los chicos que necesitan. Mis hijos pasaron necesidades y yo también. Yo sé que hay muchos nenes que no tienen para tomar un vaso de leche o comer un poco de pan. Algún día lo voy a cumplir”.


      Sobre la firma

      Alan Nápoli

      anapoli@clarin.com

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