Ludovica Squirru: “No vine a ser madre, pero sí a traer libros”

“Yo jamás imaginé que quizás esto iba a crecer, a gustar tanto”, admite Ludovica Squirru Dari, la astróloga que hace cuarenta años mostró a la Argentina qué era eso del Horóscopo Chino.

Desde su primer libro de predicciones en 1984, cuando anunciaba cómo sería ese año de la Rata de madera, Ludovica mostró a través de una personalidad polifacética en qué se basaba este misterioso sistema simbólico que no aludía a constelaciones sino a animales para ofrecer una explicación sobre las personalidades humanas.

En diálogo con Clarín, Squirru rememora su prolífica carrera, cuáles son las energías del Año Nuevo Chino que está por empezar y qué opina de un tema que entró en boga en las últimas semanas: el avistamiento y la posible presencia de seres no humanos en el planeta; algo que ella mencionó varias veces, incluso en la mesa de Mirtha Legrand en 2018.

Si nos guiáramos por el zodíaco chino, Ludovica tiene la energía del Mono de fuego. Un fuego que, además de representar a su elemento en el horóscopo, ella reconoce por su poder arrasador: de adolescente la casa en la que vivía con su familia en Parque Leloir se prendió fuego y muchos años más tarde, en Traslasierra, donde vive hace décadas, ha visto perder cosechas por las llamas.

El fuego como elemento transmutador la ha llevado a empezar de nuevo, una y otra vez. Es el mismo que la mantiene en pie ahora.

Ella atribuye parte de su éxito como autora de bestsellers a que lo suyo es distinto; pues sus libros no son sólo una guía astrológica anual. “Reconozco que lo mío es diferente, es original —dice—. Yo pongo parte de mi vida en los libros, escribo de mis viajes, mis poesías. Lo escribo de una manera coloquial, integré siempre gente de gran conocimiento, en el I Ching, en todo lo que tiene que ver con la matemática y astrología china, como Cristina Alvarado Engfui”.

En Horóscopo Chino 2024: Dragón de madera (Ediciones B) Alvarado Engfui es una de las colaboradoras y en un capítulo describe las cualidades de la mítica criatura de cara a este nuevo año. Pero además, la gurú mexicana es la nieta de alguien a quien Ludovica considera una de sus grandes mentoras, la maestra chino-mexicana Acacia Engfui. “Me transmitió un conocimiento hermético de China, algo inédito porque los chinos no dan al hombre blanco nada de su conocimiento”, recuerda la astróloga.

Pero no siempre fue así. Cuando Ludovica labraba su carrera como actriz escuchó más de una vez que la llamaran “la loca del Horóscopo Chino”. Tampoco olvida al hombre que le dijo “sos la biblia pagana”, aunque asegura que ninguna de esas opiniones la condiciona.

“Yo a mi libro lo considero un objeto de arte”

Para esta reconocida autora “no es un libro estándar y a la gente le divierte, que es lo más importante, poder transmitir algo tan difícil como es la astrología y el I Ching”. De hecho, opina: “Yo a mi libro lo considero un objeto de arte”.

Que un libro de entrega anual logre consolidarse como un bestseller no es algo de lo que muchos autores puedan presumir. Para Ludovica, existe un profundo vínculo maternal con sus libros.

“Son mi vida, son el paralelismo con mis universos paralelos. Y es gracioso lo que te voy a decir: no tengo hijos, pero cuando la gente me para por la calle o me ve, sobre todo cuando estoy en Buenos Aires, me paran, suponte, en el mes de marzo, abril... La gente sabe que el libro sale tirando a octubre, noviembre, diciembre, pero me ven y me dicen: ‘Hola Ludovica' y '¿cómo está el libro?’, como si fuera un embarazo, ¿entendés?, ¿cómo está el bebé?, ¿cómo viene? Me encanta porque ya me asocian... bueno, no vine a ser madre, pero sí a traer libros que, por suerte, les gustan y los esperan. Y eso es para mí un estímulo increíble de sentir”.

Ahora, con su Horóscopo chino 2024: Dragón de madera (Ediciones B), precisa que a partir del 10 de febrero de 2024 y hasta el 28 de enero de 2025 el período estará regido por el signo del Dragón y el elemento madera. En la astrología china no hay cuatro sino cinco elementos: madera, Fuego, Tierra, metal y Agua.

En numerosas entrevistas y de nuevo en diálogo con este medio, Squirru señala que el propósito de la astrología china es preventivo y predictivo. De hecho, define a la disciplina a la que se dedica desde hace más de cuatro décadas como "una filosofía de vida" y encuentra en ella asociaciones con la acupuntura, la moxibustión, el Chi kung y el Tai Chi.

Al mencionarlos ensalza la concepción del mundo que aprendió en China cuando tenía 30 años y que consolidó con su maestra chino-mexicana de que la salud y la plenitud se fortalecen a través del cuidado de mente, cuerpo y alma. No como ámbitos aislados. Así también cree que las visualizaciones y lecturas que hace del i Ching “sirven para prepararnos”.

La transición del Conejo de agua al Dragón de madera

La transición del signo del Conejo al del Dragón no será sencilla. Ludovica Squirru la define como "confusa, caótica, alienante, un fin de ciclo, [un] fin de 180 años para los chinos".

Según la astróloga, el 2023 se considera "decadente y de falta total de rumbo, de valores, porque el ser humano está en crisis a nivel mundial".

Entonces, continúa, "esta civilización está terminando para que nazca una nueva y nosotros en la Argentina siempre somos la punta del iceberg de lo peor, de lo que viene, lo que está pasando está en las profecías, está en los ciclos".

En su libro, Squirru ya escribe que “los años del Dragón son expertos en ironía, y así echan luz sobre la falta de equidad, buscando siempre ajustar cuentas espirituales, políticas y sociales con la humanidad y con todos los seres sintientes".

Por eso, el consejo de Ludovica para este 2024 es el siguiente: "Será importante prepararnos, flexibilizar mentes y corazones para recibir la enseñanza en forma de parábola que nos mostrará cómo ser mejores expresiones de la conciencia crística, que es lo que más adecuadamente describiría –en términos espirituales occidentales– el espíritu de este y cualquier otro año del Dragón”.

Esa "conciencia crística" que menciona Ludovica sostiene que todos somos uno con la fuente divina y existe una fuerza omnipresente (a la que cada religión le otorga un nombre) y universal.

Para Squirru, poder "pedir perdón al planeta" por la actividad humana que lo ha deteriorado es una de las tareas pendientes de este Año del Dragón.

"El año que viene es de ciencia ficción total, pero es una ciencia ficción que no es la inteligencia artificial, es justamente el volver a un origen, un origen cósmico, porque va a haber catástrofes aún mayores en el clima", dice.

La astróloga anuncia: "Sólo para la gente que pueda meditar, respirar, visualizar, cambiar cosas muy atávicas, el Dragón les va a beneficiar".

Encuentros cercanos desde su adolescencia

En las últimas semanas, las conjeturas sobre la presencia de vida extraterrestre, el avistamiento de objetos no identificados y unas declaraciones de la NASA han cobrado protagonismo.

A Ludovica Squirru nada de esto le sorprende. Ella sostiene que su padre, Eduardo, "fue el primero que habló del fenómeno extraterrestre". Lo hizo en el show de Mirtha Legrand a finales de los sesenta, al igual que la astróloga, que en 2018 y en 2022 volvió a hablar del episodio cuando fue invitada a la "mesaza".

Ludovica relata a este medio ese episodio de su juventud. "Una noche mi hermana y yo, dormíamos. Pero ellos [sus padres] estaban en el living viendo televisión y sintieron que se inundaba de una luz verde esmeralda que no era de acá. Era de otro mundo. Salieron al jardín y vieron salir un OVNI. Al día siguiente estaba todo el pasto quemado en nuestra casa", cuenta. Desde que vive en Traslasierra la astróloga asegura haber presenciado avistamientos en el cielo cordobés.

Sin embargo, no está segura de que la presentación que se hizo en el Congreso de México por un ufólogo sea legítima. La NASA y los científicos de la UNAM lo desestimaron y no encontraron características "no humanas" en los cuerpos que se exhibieron.

Ludovica afirma: "Lo que pasó en México, no sé si serán verdaderos alienígenas, se dice que no". En todo caso, afirma: "Creo que hay vida en otras galaxias, en otros mundos, porque sólo mirar el cielo, entrar en la sierra, implica que no podemos estar solos en esta inmensidad".