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      En Cannes, la Presidenta pidió “volver a un capitalismo serio”

      Participó de las sesiones de trabajo de la cumbre, dominada por la crisis en Grecia y la zona euro. Volvió a pronunciarse en contra de las “recetas de ajuste” y reclamó por la falta de regulaciones. “Esto es ‘anarcocapitalismo’ financiero”, dijo.

      En Cannes, la Presidenta pidió “volver a un capitalismo serio”CLAIMA20111104_0230 Mapa con las palabras más frecuentes en el discurso de Cristina Fernández de Kirchner durante la cumbre del G-20, el jueves
      Redacción Clarín

      En el marco de una cumbre dominada por la búsqueda de una cirugía apropiada que impida la caída del euro y evite la profundización de la crisis económica global, Cristina Kirchner instó ayer en Cannes a sus pares de las principales potencias a virar hacia una receta del “no ajuste” .

      Durante la primera de las dos jornadas del G-20, la Presidenta sostuvo que “no puede ser que Grecia, un país que tiene 10 millones de habitantes deba 350.000 millones de dólares y que alguien piense que puede pagarlo”. Precisamente fue el temor al colapso griego y el salvataje a cambio de mayor austeridad que plantean las locomotoras de la zona euro, Francia y Alemania, los ejes de la sexta reunión que nuclea a los jefes de Estado de los países industrializados con los mas grandes entre los emergentes.

      Los plenarios fueron cerrados, pero los voceros de la delegación argentina, el canciller Héctor Timerman y el secretario de Finanzas, Hernan Lorenzino, reconocieron que la postura argentina fue de las que mas remó contra la corriente. “Siempre piensan en tomar decisiones para calmar a los mercados y ahora los que están impacientes son la gente y lo que hay que hacer es darle seguridad a la gente”, les recriminó Cristina a los jefes de Estado encargados de negociar una salida. De hecho, aunque no los mencionó, quedó claro que se refería a la alemana Angela Merkel y el francés Nicolás Sarkozy, pero también al estadounidense Barack Obama y al Fondo Monetario Internacional, que formar parte de la task force encargada de darle oxígeno a la economía mundial.

      “A la gente se le da seguridad volcando recursos, generando trabajos, abriendo nuevas fábricas, dándole oportunidad a la gente que tenga un trabajo y con ese trabajo aumenta el consumo, al aumentar el consumo aumenta la demanda y de esta forma se produce un círculo virtuoso”, siguió Cristina. También pidió que se apliquen medidas contra las calificadoras de riesgo . “Por años avalaron este tipo de comportamiento, creando una situación totalmente ficticia”, se quejó. Recordó que antes de que estalle la crisis del euro las calificadoras “castigaban a la Argentina, mientras decían que Grecia tenía capacidad de pago”.

      Obama estaba sentado a la derecha de Cristina y más allá se acomodaban Sarkozy, Merkel, la brasileña Dilma Rousseff y el italiano Silvio Berlusconi. A la izquierda de la mandataria argentina estaba el primer ministro turco, Tayyip Erdogan, y enfrente al presidente chino Hu Jintao.

      Ya por la mañana, poco antes de la inauguración del G-20 que concluye hoy, la Presidenta se había despachado con fuertes cuestionamientos al camino que están tomando sus colegas para salir del laberinto. “Hay que volver a un capitalismo en serio. Esto es un ‘anarcocapitalismo’ financiero donde nadie controla a nadie”, dijo en un panel del B20, foro de negocios que funciona como un anexo del grupo de presidentes para analizar la situación de la economía global. Para que no quedaran dudas a quiénes dirigía su mensaje, Cristina les dijo a los empresarios top que la escuchaban: “Yo no soy una líder mundial, los verdaderos líderes son los que están repitiendo las mismas medicinas con el mismo médico y lo que habría que hacer es cambiar al médico” .

      Cristina fue invitada a hablar sobre Desarrollo y Seguridad Alimentaria. Polemizó con dos de sus compañeros de panel. Al ministro de Agricultura de Francia, Bruno Le Maire, le recriminó que su país haya promovido el control de precios para la exportación de alimentos. “Lo que hay que regular es al mercado financiero, para que en lugar de especular vuelque las inversiones a la economía real”, sostuvo. Y a su anfitrión, Paul Polman, de Unilever, lo retó por proponer que las mujeres vuelvan a trabajar al campo.

      Con todo, el plato fuerte lo reservó para advertir que “por este camino los fundamentos de la democracia están en riesgo”. La audaz premonición fue subrayada con aplausos.