La imagen de Gérard Depardieu se desploma al nivel más bajo de su escala. Hablar de él como una leyenda del cine y remarcar sus papeles en la película Cyrano de Bergerac o en la saga de Asterix y Obélix queda ya desfasado. Los escándalos fuera de la pantalla son la constante en su vida.
En estos días, tal como cuenta la agencia EFE, la justicia parisina confirmó la imputación contra él por la violación y agresión sexual a la actriz Charlotte Arnould. Ella tenía en ese momento tenía 22 años y el actor estaba casi en los 70.
Como el padre de la joven conocía a Depardieu, Arnould se acercó a él para pedirle consejos sobre su incipiente carrera y en un ensayo informal, el actor habría abusado de ella.
Gérard Depardieu reconoció sus excesos con el alcohol Foto EFE.Por otro lado, desde 2013, cuando obtuvo la ciudadanía rusa, califica a esa nación como una “gran democracia”. A pesar del excesivo control, censura y de la larga permanencia en el poder del primer mandatario. Además, llama a Vladimir Putin como un gran amigo.
Una mínima aclaración a su favor: en el sexto día de la invasión rusa a Ucrania se comunicó con la agencia de noticias AFP para pronunciarse contra la guerra y pedir el cese del fuego. “Estoy en contra de esta guerra fratricida”, dijo.
Infancia infeliz y adolescencia conflictiva
Sin justificar sus acciones, el recorrido por su vida no pareciera incluir tramos felices.
La revista Vanitatis cuenta que fue el tercero de los seis hijos de un trabajador metalúrgico, alcohólico y analfabeto, y una ama de casa.
Su madre le llegó a confesar que había tratado de abortar con agujas de tejer por el cimbronazo para su precaria vida que implicaba otro hijo.
Llegada su adolescencia, dio un salto hacia los problemas mayores. Unas décadas atrás, tal como rescata una nota de Clarín, declaró a la revista Film Comment que a los 9 años practicó “su primera violación”.
Gérard Depardieu con Pierre Richard, en sus épocas de oro.“Una cosa lleva a la otra, ¡y listo! (...) Era lo normal. Después de eso, tuve muchas violaciones, demasiadas para contarlas”, reveló en el artículo publicado.
“Las niñas querían ser violadas. Bueno, en realidad no se trataba de violación. Es solo una historia sobre una chica que se mete en una situación que le gusta”, continuó.
Cuando su futuro actoral comenzó a declinar por estos dichos, quiso suavizarlos. "Digo muchas cosas estúpidas", expresó para salir del paso. Sus representantes, al mismo tiempo, trataban de aludir a una mala traducción de sus testimonios.
En su autobiografía también cuenta que trabajó como gigoló y que a los 16 años estuvo en prisión por el robo de un auto.
La mala relación con sus hijos
Como padre, tampoco pudo mejorar su performance. Tuvo cuatro hijos con tres parejas. Pero con Guillaume, un talentoso actor, tuvo el vínculo más trágico.
Gérard Depardieu, votando en la embajada de Rusia en Paris, en 2018 Foto REUTERS.La vida del joven fue muy difícil: luchó contra su adicción a las drogas y el alcohol; perdió una pierna en un accidente de moto; y calificó a su padre como egoísta y violento.
En 2003, como cuenta el sitio Vanitatis, Guillaume fue acusado de apuntar con una pistola al legendario actor. Cinco años más tarde, a los 37, murió de una neumonía fulminante, sin haberse reconciliado con él.
Más desbordes y exabruptos
La vida cotidiana de Depardieu tampoco queda exenta de los excesos. Varias veces fue detenido por conducir borracho. También fue encontrado orinando en el pasillo de un avión. "No soy un monstruo. Solo soy un hombre que quiere orinar", le dijo a la CNN cuando se conoció el hecho, tal como cuenta Vanitatis.
La ingesta de alcohol es otra de sus sombras. Llegó a beber seis botellas al día. Aunque en su autobiografía, dice la nota de Vanitatis, afirma que su récord fueron catorce. Tampoco tiene un límite con las cantidades de comida.
Gérard Depardieu, en 2013, mostrando el nuevo pasaporte ruso Foto AFP.Sus ganancias
Si se habla de sus salvatajes, no se puede dejar de mencionar la actuación. En varias notas contó que la posibilidad de bienestar económico fue el anzuelo para dedicarse al espectáculo.
En Hollywood, cuenta Vanitatis, su salto fue con la comedia romántica Matrimonio por conveniencia, en la cual los protagonistas intentaban engañar a las autoridades de inmigración estadounidense con una relación falsa que termina consolidándose como verdadera.
Luego, en 1990, llegó Cyrano de Bergerac, una historia sobre la belleza interior y exterior. Pudo haber ganado el Oscar por esta actuación. Pero sus declaraciones sobre las violaciones de adolescentes lo dejaron afuera de esta opción.
Con el dinero que le dejaron las películas, invirtió en restaurantes y viñedos.
El exilio fiscal
Pero, por si no le faltaran controversias, en 2012 amenazó con renunciar a su pasaporte francés y a la seguridad social de ese país. Los medios comenzaron a hablar de su exilio fiscal en Bélgica y el acusó al gobierno socialista francés de desalentar “el éxito, la creación, el talento y la diferencia”.
Según explicó en una entrevista reciente, mantiene su nacionalidad de origen. Pero también es "ciudadano ruso y dubaití" y pasa gran parte del tiempo navegando en el Mediterráneo.
Y, cuando llega una acusación en su contra, se encarga de desmentirla.
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