EE.UU. y China se acercan preocupados por la retracción de la economía mundial

Una misión comercial estadounidense llegará este lunes a Beijing para continuar negociando un acuerdo que concluya la guerra de sanciones entablada entre las superpotencias. El encuentro va en la línea de la tregua negociada en Buenos Aires por Donald Trump y su colega Xi Jinping.

La reunión es un paso urgente estimulado por el deterioro que exhibe la economía global de resultas de este conflicto y que preocupa especialmente a Trump, en campaña para intentar la reelección en 2020. En este sentido no es un dato menor del grado de esa ansiedad que sea Washington el que va a Beijing para las negociaciones.

La cumbre de Buenos Aires también fue una iniciativa de EE.UU. En este sentido Trump reconoció esta semana que Wall Street, que exhibe bajas pronunciadas e intermitentes, volverá a subir cuando “se resuelvan las cuestiones comerciales”.

El ministerio chino de Comercio confirmó el encuentro que se realizará este lunes y martes, las primeras conversaciones cara a cara desde la cena en la capital argentina en noviembre pasado tras finalizar la cumbre del G20. El representante adjunto para Comercio Jeffrey Gerrish liderará la delegación estadounidense para mantener “una discusión activa y constructiva”, anunció el ministerio en un comunicado. Las dos delegaciones intentarán “poner en práctica el importante consenso obtenido durante el encuentro en Argentina”, precisa el texto.

Es interesante que en la delegación no participan los halcones anti chinos del gobierno e Trump, el asesor comercial Peter Navarro o el representante comercial Robert Libhthizer, opuestos a cualquier concesión a Beijing. La trastienda de esta batalla no es el comercio sino la puja por el liderazgo tecnológico en supercomputadoras, robótica, equipos medicinales y especialmente, inteligencia artificial.

Después de meses de aplicación de aranceles punitivos a sus respectivas exportaciones, los mandatarios aceptaron una tregua hasta el 1 de marzo, que fue el primer indicador de la preocupación que el litigio estaba causando a las dos partes. Desde entonces se produjeron varios gestos de conciliación. Beijing anunció la suspensión por tres meses de las sobretasas aduaneras impuestas a los vehículos y piezas de automóviles importadas desde Estados Unidos., e hizo varios grandes pedidos de soja estadounidense.

Según datos de los organismos internacionales, entre ellos el FMI, la economía global y la norteamericana en particular, se desacelerará este año en un proceso que se agudizara el próximo, clave para los intereses electorales de la Casa Blanca. A su vez, la economía de la República Popular se contraerá alrededor de un punto en 2019. En el primer trimestre de 2018 el país creció un 6,8%, en el segundo un 6,7% y en el tercero un 6,5%. Las predicciones indican que la cifra ha sido aún menor en el recién terminado cuarto trimestre del pasado año. La producción industrial que en enero crecía 7,2%, cayó a 5,4% en noviembre. Así, en 2028 por primera vez cayó la venta de automóviles.

Ese trasfondo puede explicar el sentido del último discurso del líder chino en el cual ordenó al Ejército de su país que este preparado “para la batalla”. La convocatoria a los militares busca estimular el nacionalismo por el impacto social que se descarta producirá esa baja del crecimiento en una sociedad que ha ampliado su consumo y contiene a la mayor clase media del mundo.

Xi habló durante un encuentro de alto nivel el viernes con la cúpula de la Comisión Militar Central, bajo su mando, en el cual ordenó a las tropas que “se preparen para una lucha militar completa desde un nuevo punto de partida”, para lo que “se debe profundizar en la preparación para la guerra y el combate, para garantizar una respuesta eficiente en tiempos de emergencia”. Con todo, el mensaje preocupó al gobierno independentista de Taiwan que Beijing considera parte indiscutida de su territorio, y a los países con reclamos de soberanía en el Mar del Sur de la China.
​ M.C.