Noticias hoy
    En vivo

      Un ábrete sésamo para la literatura

      Revista con formato de libro, en edición bilingüe, Bibliotech abre paso a un conjunto de publicaciones, escritores, bibliotecas y acciones artísticas bajo el sello de lo oculto y prohibido.

      Un ábrete sésamo para la literaturaCartel internacional de The biggest bundle of them all, 1968. A la derecha, el cartel español de Raquel y sus bribones, 1968.

      Se supone que un libro debe ser una puerta, no un espejo. La proposición de Fran Lebowitz insertada como cierre en el segundo número de Bibliotech remite a un universo de imágenes que no por conocido resulta menos importante para tener en cuenta ante cierto estado actual de la literatura. La relación es de necesidad mutua: los libros pueden estar publicados pero no existen sin los lectores y a la vez exigen una disposición activa para que la lectura funcione como un ábrete sésamo.

      Portada de Ciudadano de julio de 1976, sobre la Censura en España.Portada de Ciudadano de julio de 1976, sobre la Censura en España.

      Revista con formato de libro, en edición bilingüe, Bibliotech abre paso a un conjunto de publicaciones, escritores, bibliotecas y acciones artísticas reunidas bajo el sello de lo oculto y prohibido. Si por tradición se asoció con saberes alternativos, en la modernidad lo oculto tiene un carácter político y remite a lo que transcurre en los márgenes por las persecuciones de un régimen represivo o como resistencia ante las convenciones del patriarcado: ese es el hilo que vincula, para el caso, a experiencias en principio diversas como Came Out!, el periódico del Gay Liberation Front, y el Archivo de la Memoria Trans, El Partenón de los libros prohibidos de Marta Minujín y Lolita, de Vladimir Nabokov, la isla de Hydra y la casa-museo de Xul Solar.

      Como explica el protagonista de “La carta robada”, el cuento de Edgar Allan Poe, lo que parece oculto no suele estar en alguna profundidad insondable y ni siquiera apartado de lo más inmediato: el objeto está a la vista y si pasa desapercibido es por una falla del observador.

      Esa condición visible se vuelve todavía más patente bajo una prohibición. En “¿Censura? No gracias”, al reconstruir episodios de censura al cine en España, Juan Sánchez pone así de relieve el carácter público de las prohibiciones, en función de sus propósitos aleccionadores y de advertencia a la sociedad, lo que el artículo documenta con una selección materiales promocionales, carteles, recortes periodísticos e informes de censores durante el franquismo.

      Come Out! comenzó a publicarse en 1969 en Nueva York después del levantamiento de Stonewall, hito en la visibilidad de las diversidades sexuales. Perry Brass, su editor, reconstruye las discusiones de la época e incluso puntualiza anticipaciones de la cultura de la cancelación, “cincuenta años antes de que se volviera habitual”.

      En esa línea se inscribe la revisión del grupo Act Up, que justamente como dice en su artículo Iván L. Munera consiguió hacia fines de los 80 una visibilidad notable en el activismo frente al SIDA y las estigmatizaciones sociales, en la convergencia de movimientos feministas, antimilitares y ecologistas.

      Lo que pudo parecer oculto se despliega a la vez como acervo de imágenes a propósito del Movimiento de Arte Porno y las performances con que el artista multidisciplinario Eduardo Kac se propuso y consiguió llamar la atención en Río de Janeiro, o el trabajo del Archivo de la Memoria Trans para la creación y preservación de documentación histórica.

      Performance Interversão, del Movimento de Arte Pornô, en la playa de Ipanema, 1982.Performance Interversão, del Movimento de Arte Pornô, en la playa de Ipanema, 1982.

      Secuestro y desaparición de archivos

      Las historias de la represión en la Argentina dan cuenta del secuestro y desaparición de archivos y bibliotecas –en la Esma hubo una habitación destinada a libros y papeles robados en allanamientos, entre ellos el archivo del diario Noticias y textos inéditos de Rodolfo Walsh– y también de acciones para proteger esos reservorios.

      La performance de Marta Minujín pone al descubierto esos aspectos inescindibles en el mismo acto: la prohibición que intentó borrar los libros considerados subversivos y el gesto que los conservó en los tiempos de oscuridad se levantaron con su Partenón en 1983. Bibliotech sugiere una continuidad con otras experiencias de persecución y resistencia, al recuperar la historia (en imágenes) de la Biblioteca Arús, en Barcelona, inaugurada en 1895, cerrada en 1939 y reabierta en 1965.

      El espacio concedido a las imágenes podría resultar extraño en un número dedicado “a todos los que todavía creen que los libros y la lectura ayudan a mejorar una sociedad y la hacen más igualitaria”, pero es central en la propuesta de la revista.

      Al volver sobre Lolita, Bibliotech se limita a reproducir las portadas de las primeras ediciones en inglés y en español (en Editorial Sur), con lo que apuesta al sobreentendido con el lector para reponer el nombre de Enrique Pezzoni bajo el seudónimo con que firma la traducción y recordar las persecuciones a la novela en Inglaterra, Francia y Argentina. “Hydra” expone imágenes de “la idílica isla griega” y de libros y artistas que celebran el lugar, en un artículo de Josh Hickey, librero que solo vende literatura escrita por autores vinculados con la isla.

      Bibliotech 2, VV.AA. (Paripe Books).Bibliotech 2, VV.AA. (Paripe Books).

      En “Santa Pizarnik” lo novedoso resultan las fotografías de Lucrecia Plat con dos secuencias de imágenes de Alejandra Pizarnik, y en “Rather Lovely Thing” unas recomendaciones de Mariana Enríquez son ilustradas con las portadas de los libros a toda página, porque el objeto también cuenta. Las fotografías “permiten viajar con la mente y muchas veces reconstruir una historia del lugar”, dice Mauro Amoroso a propósito de la deslumbrante serie de imágenes de bibliotecas en lugares abandonados de Francia.

      Para la lectura pura y dura Bibliotech agrega un cuadernillo con relatos y poemas de Federico Falco –una nota bibliográfica sobre un supuesto escritor que puede linkearse con su novela Los llanos–, Andrés Di Tella, Juan Somodi, Alfredo Arias, Mercedes Halfon, Tomás Downey y Leo Boix.

      Totem, Eduardo Kac, 1980.Totem, Eduardo Kac, 1980.

      Las bibliotecas perdidas exigen una búsqueda y son rescatadas del olvido, pero su valor y el de las imágenes que las retratan también está dado por el abandono en que subsisten. El extremo opuesto podría encontrarse con la visibilidad extrema de otros archivos que presenta Bibliotech, como el de las fotografías de Oliviero Toscani para las campañas de Benetton –aunque él se define como un fotógrafo antipublicitario en una entrevista con Carlos Primo– y la investigación fotográfica de Mathieu Asselin sobre Monsanto y las contaminaciones masivas por PCB (policloruro de bifenilo) en Estados Unidos, conocidas y silenciadas por la compañía.

      Como apunta Pablo Bautista, “el libro nos desvela secretos que son siempre lo han sido”: lo oculto está a la vista pero con frecuencia necesitamos los libros para acceder a sus tesoros.

      Bibliotech 2
      VV.AA.
      Paripe Books
      262 págs.


      Mirá también


      Mirá también


      Mirá también


      Sobre la firma

      Osvaldo Aguirre

      Bio completa